TRICOTILOMANÍACA
Hace un par de años, no me habría
atrevido ni a imaginar como sería decirle a los que me rodean que padezco de
este trastorno que resulta tan incomprensible, pero ya no solo no me
avergüenzo de ello, sino que siento que lo he superado hasta el punto de
pensar, que no le doy a nadie poder para herirme por contar esto, porque ya no me causa
sufrimiento la palabra "CALVA".
La tricotilomanía, para aquellos que no
lo sabéis, es un trastorno que te impide controlar los impulsos. Muchos lo
explican como un comportamiento obsesivo-compulsivo, pero en cada persona se
manifiesta de una forma diferente y por una causa distinta. Todos tenemos algo
en común: nos arrancamos el cabello. Sentimos alivio al hacerlo, pero al ver lo que nos causamos a nosotros mismos nos invade un gran sentimiento de culpa. Lo peor es que es casi imposible poder parar esta conducta, algunos no consiguen pararla en toda su existencia.
No puedo explicar el por qué y cómo lo
hace cada uno, pero puedo transmitiros mi experiencia, tal y como la viví yo.
Soy una persona propensa a padecer estrés,
ansiedad y mucha tensión. La primera vez que me arranqué el pelo fue a los 11
años y sentí placer al hacerlo, era como si no fuese consciente de lo que pasaba
a mi alrededor, me calmaba, era como si el tiempo se parara en ese instante.
Nunca lo vi como un problema, ya que tenía una excesiva cantidad de pelo muy
fuerte y grueso (que en aquel momento me disgustaba), pensé que crecería en un futuro y ahí acabaría el asunto.
Antes del problema
A los 12 años, después de vivir una
complicada etapa en las vacaciones de Navidad, comprendí que estaba casi completamente calva. Perdí el pelo de la cabeza quedándome solo con la parte inferior y la parte trasera cubierta por un cabello muy fino, (afortunadamente no me tiraba del pelo de ninguna otra zona). Iba con gorros a la calle y al instituto y sufrí mucho más bullying que en otros momentos de mi vida.
Durante el problema (una de las pocas fotos que me presté a hacerme, ya que en esta etapa huía de la cámara)
En aquel período me
horrorizaban más mis problemas y falta de confianza que el hecho de no tener
pelo. No quería contarle a mis padres lo que hacía, escondía lo que me arrancaba debajo de
la cama y fue el dermatólogo quien lo descubrió. Jamás le dije a mi madre que
era consciente de lo que hacía, por miedo a su incomprensión, así que mi excusa era que "lo hacía sin darme cuenta".
Aunque os parezca raro, cuando
verdaderamente lo pasé mal fue cuando mi pelo creció, pues lo que antes era una
larga melena abundante, se había convertido en un cabello pobre, débil y fino. Me traumatizaba peinarme y ver las zonas laterales huecas en las que no había salido pelo (y en las que nunca me
iba a crecer, especialmente en el lado izquierdo). Era demasiado pequeña para ser consciente de
que el pelo deja de crecer cuando te arrancas el mismo una y otra vez porque
el folículo se daña.
Durante la recuperación
He llorado años y años delante del
espejo, me ha sido imposible dejarme el pelo largo porque debido a mi nueva y
deficiente “cantidad”, me sentía calva.
Entonces me di cuenta de que si el
problema era que no me sentía bonita con el pelo largo, la solución sería
llevarlo corto
Recuperada
_PELO (problema) FUERA PELO (solución)
Ahora me siento segura de mí misma, me
veo más guapa y rara vez pienso en mi melena. Me gusta lo que veo en el espejo e
incluso bromeo con aquello que antes me hacía sentir mal. Nadie puede dañarme
hablando del aspecto de mi pelo, porque simplemente dejó de importarme.
Ahora